ALICIA VALENTE | Julio 2011

8:08

Todas las ciudades posibles
Alicia Valente



La ciudad crece, se transforma, y nosotros nos movemos, la recorremos y mutamos con ella. Cómo negar cuanto nos seduce la metamorfosis de nuestro entorno inmediato y el devenir de nuestras ciudades-mundo. A partir de antiguos núcleos planificados, somos testigos de una expansión desordenada. La ciudad como un organismo que se regenera y se multiplica, como un tejido que a medida que se expande va incorporando a su trama los asentamientos o barrios que encuentra en el recorrido de su expansión. Resultan espacios heterogéneos y fragmentarios, donde predominan las formas de superposición y yuxtaposición, ciudades híbridas que cuestionan la idea de continuidad, fluidez, homogeneidad.
Quizá la pregunta que subyace todo esto es cómo damos cuenta del complejo espacio que habitamos. Y sobre todo como actuamos e intervenimos en él. Descartamos la vieja creencia que el mapa reproduce, copia, imita la realidad. Nada más lejos de eso. No creamos mapas para representar lo real sino para reconfigurarlo, modificarlo, crearlo de nuevo. Con el mapa creamos el territorio. Creamos territorios alternativos.

Entonces, construyo ciudades, como metáforas de esas otras formas posibles de vivir e intervenir el espacio en que nos movemos. La ciudad entendida como los recorridos que hacemos en ella, que le dan forma. Se perciben otras ciudades que laten dentro de ella misma, diversidad inagotable de caminos, tramas de infinitas perspectivas e itinerarios. Hacer visibles, en medio de esa compleja red de formas y relaciones, todas esas otras ciudades posibles que subyacen a la ciudad de todos los días.









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